La limpieza regular es crucial para eliminar la suciedad, los aceites y otros desechos que pueden opacar el brillo de sus piedras preciosas. Aquí hay algunas pautas generales:
- Limpieza suave. Utilice un paño suave que no suelte pelusa para limpiar suavemente la piedra preciosa. Para la suciedad más rebelde, se puede usar una solución de jabón suave o una solución de limpieza de joyas formulada específicamente para piedras preciosas. Tenga cuidado con las piedras preciosas porosas como los ópalos y las perlas, ya que pueden requerir atención especializada.
- Evite los productos químicos agresivos. Los productos químicos como la lejía, el cloro y los agentes de limpieza agresivos pueden dañar las piedras preciosas. Quítese las joyas antes de realizar actividades que involucren estas sustancias, como limpiar o nadar en piscinas cloradas.
- Limpiadores ultrasónicos. Si bien algunas piedras preciosas se pueden limpiar de manera segura con limpiadores ultrasónicos, otras son muy sensibles y deben evitarse. Por ejemplo, las esmeraldas, los ópalos y las perlas generalmente no deben someterse a limpieza ultrasónica.